Me he decidido a escribir tambíén lo que más o menos hemos hecho esta semana, que más bien ha sido poquito ja,ja, ya que entre huelgas y demás... Entiendo que las huelgas están a la orden del día y más en esta época que estamos viviendo toda llena de recortes a diestro y siniestro, pero hoy por hoy necesito creer en algo más que en hacer una huelga; necesito creer en mí mismo en cuestiones estudiantiles y más aún cuando vas cumpliendo años y te das cuenta de que en apariencia no tienes "nada". Por eso no he hecho la huelga, aunque por encima de todo respeto a todo aquel que la hace, y en otra época de mi vida me uniría a ellos sin ningún miramiento.
El martes nada más entrar por la puerta de la universidad un chico muy amablemente nos paró por si queríamos unirnos a la cacerolada, pero lamentablemente bajo mi propia persona no vengo desde Arganda para "fumarme"las clases; finalmente todos entramos a comunicación y medios socioculturales. Entre todos estuvimos repasando sobre las habilidades de Henry Jenkins y después Sara nos puso un vídeo sobre Jordi Adell.
Después en didáctica fuimos por fin al aula de informática a poner en marcha la wiki. Guillermina nos estuvo explicando el funcionamiento de toda ella y nos pidió expresamente que tuviéramos mucho cuidado con lo que subíamos,ya que actualmente se han endurecido mucho respecto a las propiedades de autor, así como el Copyright.
Para finalizar el día le tocó el turno a Psicología del Desarrollo; la verdad es que cuando entramos al aula, aunque sabemos lo que Alejandro tiene en mente para ese día, pareciese como si improvisase en ciertos momentos, algo que a mí me gusta enormemente, ya que bajo mi punto de vida creo que para una buena base de aprendizaje es necesario una buena improvisación por si pierdes el hijo de las cosas, incluso si los propios alumnos te salen con alguna ja,ja. En clase hicimos un experimento que a todos en mayor o menor medida nos dejó soprendidos. Alejandro tenía en su bolsa algo, y antes de enseñarnos lo que era, nos dijo que nos había traído unos regalitos, algo que despertó mi curiosidad a la vez que m sopresa. Empezó repartiendo el tan ansiado "regalito" por las primeras filas, me tocó el turno a mí; era un bolígrafo azul,dije. Hay dos o tres personas a las que él no dió el bolígrafo, pero eso era parte de su experimento. Alejandro nos preguntó cuál había sido nuestra primera experiencia cuándo nos había dado el bolígrafo. Yo lo que plasme en mi papel fue que al no saber que era al principio encerrado en la bolsa no definía lo que podía ser, y eso me llenaba de incertidumbre a la vez que de ilusión, pero cuando he visto que era un bolígrafo he pensado: "Anda un bolígrafo, bueno está bien tener otro, y no hay que ser desagradecido". Pero cuando compartimos nuestras primeras impresiones, Alejandro nos dijo que se los teniamos que devolver, y con una risa jactó: "Los he comprado yo de mi bolsillo y son míos ja,ja"; así que nos quitó los bolígrafos. Nos preguntó que habíamos sentido cuando nos los había quitado, si habíamos sentido alguna sensación, si notábamos que teníamos apego... Yo mismo pensé que no podía tener apego a algo que era temporal, ya que no me había dado tiempo a "cogerle cariño" al bolígrafo; por tanto no había sentido apego. Después nos volvió a repartir los bolígrafos, pero no me entusiasme demasiado porque pensé que nuevamente nos los quitaría cuando acabasemos de expresar nuestras sensaciones al volver a tener el bolígrafo entre nuestros dedos, así que me quede igual. Como la primera vez no me dió tiempo a crear un vinculo más que suficiente con el bolígrafo, esta segunda he sentido lo mismo. Pienso que aunque me he desvinculado de una cosa, porque ya no la tengo, si que noto la ausencia de esa cosa al no tenerla, pero no noto una desvinculación de apego, de sentir que es mío porque no ha dado tiempo a crear un vínculo afectivo con el propio material. Mi sopresa fue cuando Alejandro nos dijo al finalizar casi la clase que podíamos quedarnos con los bolígrafos; ahí fue cuando empecé a creerme que realmente el bolígrafo era mío, y por eso en mi mente, en ese preciso instante idealice poseer dicho objeto.
Y hasta aquí puedo escribir...
Más adelante escribiré mucho más relacionado con el apego...
Como ejemplo relacionado con el experimento de los bolígrafos os dejo un pequeñó texto y una imagen sobre el apego que tiene Kasparov ( un ajedrecista) a usar siempre el mismo bolígrafo.
El apego que tiene Kasparov por utilizar siempre el mismo bolígrafo para anotar sus partidas, una manía común a muchos otros ajedrecistas. Ésta es, con toda seguridad, la superstición más extendida, incluso entre aficionados. (Una vez mas, tengo que sumarme a esta costumbre. Mi boligrafo de Torneo es mi boligrafo de Torneo. Ese y solo ese.)
En Linares 1999, antes de su partida de la sexta ronda ante Leko, Kasparov se dio cuenta al llegar al escenario que había olvidado su bolígrafo, y comenzó a buscarlo nerviosamente por todos sus bolsillos. La fotógrafa Cathy Rogers se percata de lo que ocurre y le ofrece uno, pero Kasparov le hace un gesto que viene a querer decir: "gracias, pero no, yo quiero el mío". Y hasta que su madre apareció dos minutos después con el apreciado bolígrafo, Garry no rellenó la planilla.
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